La diversificación en el sector de los servicios lingüísticos

Para qué engañarnos: he de reconocer que la primera vez que oí hablar de este libro, lo que pensé fue «¿Y por qué hay que diversificar?». Al fin y al cabo, dejé de dar clases para traducir porque estar fuera varias horas diarias no era compatible con traducir a jornada completa, o al menos no para mí, y la verdad es que tampoco me gustaría verme obligada a dar clases a tiempo parcial. Dicho esto, entendería que os sorprendiera que me lo haya acabado comprando. ¿Por qué sentí la necesidad de leer un libro cuya contraportada anuncia que «servirá de inspiración a los traductores de hoy día y los preparará para el éxito más allá de la traducción»? La cursiva, por cierto, es suya.

Creo que mis motivos se resumen en simple curiosidad. Me llamó la atención su larga lista de colaboradores, la mayoría de ellos habituales del circuito de congresos de traducción, y estaba ansiosa por conocer sus opiniones acerca de un sector en constante evolución, especialmente ahora que la «amenaza» de la traducción automática se cierne sobre nosotros y que la recesión sigue afectando enormemente al mercado del que proceden la mayor parte de los encargos que realizo (España) con la correspondiente presión sobre los precios y caída en el volumen de trabajo.

Me sorprendió leer que, según algunos colaboradores, yo ya diversifico ofreciendo servicios de revisión, es decir, revisando el trabajo de otros traductores y corrigiendo artículos escritos directamente en inglés (en mi caso por hablantes no nativos). Según otros, sin embargo, el hecho de que tenga intención de dedicarme también a la corrección de pruebas y la edición no puede considerarse diversificación. Esta diversidad de opiniones pone de manifiesto uno de los aspectos más innovadores de este libro: con tantos puntos de vista resulta prácticamente imposible no encontrar uno con el que sentirse identificado.

Tal y como mencionan algunas de las personas que participan en la obra, la diversificación podría entenderse como un fracaso. Ampliar tu oferta de servicios porque los ingresos procedentes de la traducción no son suficientes podría ser señal de que hay algo que no funciona en tu actividad principal. Sin embargo, para muchos de quienes optan por hacerlo los ingresos que generan gracias a su nueva actividad no tienen por qué bastar para salirles a cuenta: lo hacen porque les aporta una satisfacción personal y/o aumenta su visibilidad. Ganar dinero con algo en lo que empiezas como un hobby o por pura diversión es simplemente una ventaja adicional.

También me causó estupefacción leer tantos mensajes de pesimismo entre líneas. Para muchos de los colaboradores, la diversificación es fundamental porque ganarse bien la vida con la traducción en los tiempos que corren ya no es factible. Esto se debe, en parte, a que nuestro sector está «tristemente dominado por las agencias y por una presión a la baja sobre las tarifas» (Clare Gallagher) o, tal y como dice Jane Freeman sin ningún tipo de rodeos, «se están recortando las tarifas de traducción». Para algunos, la respuesta a esto pasa por aumentar la productividad, pese a que yo personalmente no comparto la opinión de Anne-Marie Colliander Lind de que «los traductores, con la ayuda de la tecnología, pueden conseguir traducir entre 5.000 y 10.000 palabras al día», a menos, claro está, que «la proporción de traducciones de “calidad pasable” y “para uso meramente informativo”» (Oleg Rudavin) siga creciendo.

¿Nos convertiremos todos en post-editores en el futuro, adquiriendo una «mentalidad distinta», aprendiendo a «utilizar la traducción automática todo lo posible» y a «cambiar solo aquello que sea incorrecto o inapropiado» (Tineke Van Beukering)? No, rotundamente no, sobre todo si estamos especializados en campos en los que la precisión y el estilo lo son todo. No obstante, no podemos cerrar los ojos a los avances tecnológicos, y a lo largo del libro se nos anima una y otra vez a adaptarnos a los cambios en vez de rechazarlos de antemano. Como dice Judy Jenner, «todo emprendedor debe adaptarse al cambio para tener éxito a largo plazo».

Últimamente se ha hablado mucho en el sector de ciertas cuestiones, y desde luego la diversificación es una de ellas. Sin embargo, si decidís avanzar en vuestro negocio este libro os dará, como mínimo, mucho en lo que pensar. Incluso si no tenéis ninguna intención de diversificar y ya tenéis cierto éxito en vuestro campo, os recomiendo que leáis Diversification in the Language Industry de Nicole Y. Adams para haceros una idea de lo variadas que pueden llegar a ser las vidas de otros compañeros traductores.

Esta entrada apareció por primera vez el 02/06/2014 en mi blog anterior.

Fondo negro plano medio


This translation of my original post Books on My Shelves – Diversification in the Language Industry is by Aída Ramos, an English, Portuguese and French into Spanish translator specialising in transcreation, marketing and advertising trading under the name Thinking Side.


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